Este artículo es completamente distinto a otros a los que os tengo acostumbrados, no os voy a hablar de un tipo de marketing, de un concepto de interés o de algún programa novedoso, hoy vengo a hablaros de “El Círculo”, y puede ser que, muchos de vosotros ya lo conozcáis.
Adentrándose en “El Círculo”
Hace unas semanas estuve viendo la película “El Círculo” del año 2017, dirigida por James Ponsoldt, que está basada en el libro del mismo nombre de Dave Eggers. Si no has visto la película, o leído en su defecto el libro, tranqui, no te lo voy a destripar, simplemente voy a contaros que habla sobre una aplicación para el móvil “The Circle”, que unifica en un sólo punto el email, las redes sociales, las contraseñas y las operaciones bancarias.
Podría comentar si me ha parecido una gran película o si es bastante floja, pero no me voy a quedar ahí, creo que la base sobre la que se asienta la película, y el libro, es sobre un tema que preocupa a miles de personas en el mundo, y del que a veces se nos olvida cuando utilizamos internet o las redes sociales.
Preferimos no pensar en el efecto futuro de nuestros actos en el ciberespacio, o en los servidores dónde quedan alojados nuestros datos personales, ya que en el corto plazo nos es placentero lo que nos ofrecen estas aplicaciones en nuestra vida diaria (ocio, hablar con amigos, ligar, estar “informados”…).
Pero el debate que plantea la película nos lleva mucho más allá, a decidir si vamos a compartir nuestra privacidad de forma completa y sin filtros, si compartirla debe ser de forma democrática o sólo para algunos elegidos, si debemos permitir que una aplicación privada gestione también el proceso democrático de elección del presidente de un país, con la consiguiente posibilidad de manipulación de datos…
Privacidad, la primera parte de estar encerrados en “El Círculo”
Lo que decidimos compartir en redes sociales debería ser una elección personal, que en cualquier momento podamos cambiar, en función de nuestros deseos y necesidades, pero por supuesto, que no sea algo impuesto por un tercero.
Así nos lo desarrolla la película, si perdemos nuestra privacidad porque decidimos abrir nuestro día a día a todo el mundo, estamos dejando en público una de las áreas que conforman nuestra vida, suponiendo un peligro, en caso de que alguien quiera hacernos daño con algo que estemos mostrando de forma accidental, y que posteriormente, pueda utilizar en su favor para atacarnos o, incluso, en casos puntuales, extorsionarnos.
Por eso es tan importante definir bien los límites de lo que queremos mostrar en público, ya que todo aquello que sale de la esfera de lo privado, puede volverse en nuestra contra en un momento futuro, y no tendremos derecho de lamentarnos porque lo compartimos de forma voluntaria.
Multitud de jóvenes tienen muy claro esta delimitación de la esfera de lo privado, y a pesar de que siempre surgen casos de acoso o sexting, es fácil observar cómo la mayoría de ellos tienen los perfiles de sus redes sociales cerrados, por ejemplo, en el caso de Instagram, controlando en la medida de lo posible quién accede a la información que comparten en ellas. ¿Lo habíais pensado con anterioridad?
Datos y datos, la segunda parte de estar encerrados en “El Círculo”
El negocio de los majors tecnológicos mundiales se basan en dominar dos modelos de negocio muy rentables: la publicidad digital y el uso de datos para mejorar la publicidad que ofrecen al usuario de sus productos.
Por supuesto que nos gusta poder utilizar miles de aplicaciones en nuestro móvil de forma gratuita, pero se nos olvidan todos los datos personales y privados, que estamos dejando como rastro, para que un tercero los utilice en su propio beneficio.
No importa si existe una brecha de seguridad en su aplicación, como ha sucedido en multitud de ocasiones, y esa información tan sensible acaba siendo accesible para cualquiera con unos conocimientos mínimos en informática.
Sobretodo, teniendo en cuenta, que cuando se producen estas brechas de información en las aplicaciones, las explicaciones por parte de las empresas propietarias son insuficientes, y nos ofrecen una información bastante difusa en sus comunicados oficiales, creando aún más dudas al usuario sobre la seguridad de dichas aplicaciones.
Democracia e igualdad, la tercera parte de estar encerrados en “El Círculo”
Una de las propuestas que se hacen en “El Círculo” es la posibilidad de votar en las elecciones a través de la aplicación, lo que suscita un acalorado debate en la película, por todo lo que supone como cambio de mentalidad, y por lo tanto, un posible cambio drástico en la sociedad.
Se ha hablado en muchas ocasiones de la posibilidad de votar a través de un dispositivo electrónico, lo que facilitaría la opción de que muchas personas pudieran votar de forma más sencilla, especialmente cuando se está viviendo en el extranjero.
Pero en el caso de “El Círculo” van un paso, o dos, más allá, no sólo se propone votar a través de la propia app, sino que lo van a implantar mundialmente, logrando con ello estar definitivamente encerrado en “El Círculo”, sugiriendo a los gobiernos que obliguen a sus ciudadanos a votar en los procesos electorales.
Por supuesto, dar la posibilidad de votar de forma digital es un paso imprescindible en muchas democracias, pero debemos tener en cuenta los peligros de manipulación que presenta este proceso, y aún más, cuando la aplicación que ofrece la posibilidad de votar pertenece a una empresa privada, que se beneficiará de los datos que va a recoger, para obtener, a posteriori, un lucro.
Negocio, la cuarta parte de estar encerrados en “El Círculo”
Una vez que hemos analizado la privacidad, los datos y la democracia, llegamos al negocio, la parte que está de forma subyacente en todo el proceso, porque los negocios deberían estar asentados sobre unas bases sólidas y unos valores incuestionables, que en muchos casos se olvidan, por generar aún mayores beneficios.
En muchas ocasiones, los negocios cuando inician su actividad tienen unos valores, que defienden sin dudarlo, con unas bases que a la mayoría del público suelen agradar.
A medida que va evolucionado, y con la necesidad de generar aún mayores beneficios, olvidan en el camino las bases y los valores en los que se asentaba su mentalidad, y sólo hacen bandera de ellos como operación de blanqueamiento ante los medios de comunicación cuando sufren ataques, pero no porque crean y luchen por ellos.
En conclusión, “El Círculo” es una buena película, para poder profundizar en un tema que siempre está de actualidad, y para poder debatir con tu familia y amigos sobre la sociedad en la que nos queremos convertir, y de dónde queremos poner los límites de nuestra vida privada.
¿Qué te ha parecido la película “El Cículo”?
¿Cómo se puede gestionar la privacidad de nuestros datos personales de forma efectiva?