La protección de los datos de los cibernautas ha sido un asunto que se ha tenido más o menos en consideración por parte de las autoridades y por las empresas, pero ha sido en los últimos meses cuando ha tenido un auge tremendo, debido al gran escándalo de la filtración de datos de Facebook, y la constancia de que la barrera de la privacidad en la red es cada vez más fina.
¿Por qué ahora la privacidad es un asunto tan preocupante (y relevante)?
La privacidad de los internautas, en especial de los usuarios de las redes sociales, se ha visto comprometida en varias ocasiones, y tristemente, las propias redes sociales han trabajado poco para intentar solucionarlo, siendo un problema que cada vez es más acuciante, sobretodo porque puede desencadenar en la viabilidad y reputación de las propias redes sociales, que por cierto, está cada vez más en entredicho.
Las redes sociales se han convertido en un canal de comunicación importante para empresas y particulares, pero las filtraciones de información personal, los cuelgues en el funcionamiento de las mismas, la falta de transparencia acerca de los fallos que se han cometido, y una legislación laxa que cada vez se está transformando en más restrictiva, puede ser el punto culmen para lograr el definitivo hartazgo de las redes sociales.
La nueva legislación europea en materia del reglamento de protección de datos, el GDPR, que entrará en vigor el 25 de mayo de 2018, va a determinar el futuro de la protección de los datos personales de los usuarios de los medios digitales, tanto en páginas web, landing pages, redes sociales y campañas de mailing. Esta reglamentación complementará a la legislación española LOPD, es decir, a la ley orgánica de protección de datos, y ampliará los términos de la legislación europea en esta materia, cambiando el escenario de protección de los usuarios de los social media, y de internet en general.
Pero los recientes escándalos van mucho más allá, el uso de datos personales de usuarios de Facebook por parte de la empresa londinense Cambridge Analytica, ha sido extremadamente grave, y la manipulación de esos datos, pone en entredicho no solo a las redes sociales, sino a las empresas multinacionales que están detrás de ello, ya que mueven miles de millones de euros gracias a este negocio, y apenas se preocupan de sus clientes, logrando presentar elevados beneficios trimestre tras trimestre, contentando así a los accionistas y a las bolsas.
Tristemente, a los usuarios de las redes sociales se les ha puesto en un segundo plano, centrándose en primer lugar en monetizar las aplicaciones de la mejor forma posible, lo cuál es razonable y entendible como empresas que buscan el máximo beneficio, pero siempre deben respetarse unos límites, que considero que no se están cumpliendo actualmente, cómo por ejemplo, son los de tributar en países europeos con baja carga fiscal (Irlanda), o incluso, en paraísos fiscales; y tristemente, estos límites ya se han sobrepasado en múltiples ocasiones.
Que las propias plataformas compartan los datos entre sus diferentes aplicaciones, por ejemplo, entre Instagram, WhatsApp o Facebook, consigue que la intimidad de los usuarios esté cada vez más en entredicho, posibilitando que las empresas cada vez tengan más definidos los patrones de consumo de los usuarios, pero también conociendo sus ubicaciones, intereses, su red de amistades, el momento en el que van a realizar la compra…; entre otros miles de datos, lo que deja la intimidad de los usuarios, cada vez más, en manos de estas grandes multinacionales.
“Cuando no se paga por utilizar un producto o servicio, entonces es que el producto eres tú”
En mayo de 2018, Twitter ha recomendado a sus usuarios que cambien la contraseña con la que acceden a su cuenta, porque miles de contraseñas podrían haberse visto comprometidas, debido a un error que guardaba las contraseñas no ocultas en un registro interno, sin embargo, no aclaran si ha podido existir robo de información de las cuentas de sus usuarios, o las razones exactas de esas deficiencias en la propia seguridad de la red social.
Además, esta situación que nos explica Twitter, sucede apenas un mes después de la terrible crisis en la reputación que ha vivido Facebook, que la ha supuesto desplomarse en bolsa, que la empresa Cambridge Analytica haya cerrado, y que además, la red social se encuentre en plena investigación en varios países por esta razón, lo cuál nos deja una incógnita de si es algo casual, o si ya ha sucedido en más ocasiones.
Es lamentable y triste la situación de indefensión en la que se encuentran los usuarios de internet, y de las redes sociales en particular, porque cada vez que se comparte información privada o íntima a través de estos medios digitales, no sabemos a quién puede llegar, y sobretodo, si se va a utilizar en un futuro para comercializar con ella, y ganar dinero, bien a través de la venta de bases de datos, bien para tratar de manipular al usuario de los social media con la información que reciben mediante los algoritmos, o bien para crear patrones de consumo con la información privada que se recaba día a día de su actividad en estas aplicaciones.
¿Crees que la nueva legislación GDPR cambiará los problemas de privacidad de los cibernautas?
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