Hace unas semanas escribí un post sobre un reciente estudio sobre hábitos y usos de los adolescentes con las redes sociales en Latinoamérica y España, tratando de comentar algunas ideas del estudio y reflexionando sobre diversos aspectos de la Generación Z y sus principales usos de los social media.
Este post es la continuación de dicha entrada, en la que seguiré comentando algunas de las conclusiones de dicho estudio.
Generación Z: ¿Cómo son los consumidores del 2020?
Las empresas deben de preocuparse cada vez más en tratar de conectar con los jóvenes para mejorar la conexión con las nuevas generaciones, porque recordemos que en el futuro, tanto los millenials como la Generación Z, serán los encargados de comprar, y las experiencias positivas que tengan actualmente con una marca, serán una potente fuente de vinculación futura con la marca, si no consiguen emocionar, crear lazos fuertes en el tiempo y destacar en este segmento, su posición será de vulnerabilidad en un futuro cercano.
En el caso de la evolución en el uso de las redes sociales, en los gastos o preferencias de los jóvenes para utilizar las redes sociales, los estudios que se realizan están normalmente desactualizados cuando se publican, aunque lo más importante de estos estudios es la posibilidad de estudiar las tendencias en los hábitos de dichos adolescentes, y sobretodo que los jóvenes que no están en redes sociales puede ser considerados como que están marginados de una realidad que les afecta y con la que conviven a diario, en especial con sus compañeros de clase y con sus amigos.
Según el estudio, los adolescentes “son coleccionistas de momentos, su memoria es Google y el fenómeno Instagram les ha hecho desarrollar una nueva ‘memoria anticipada’ debido a que se imaginan el resultado de la experiencia que viven, la foto, incluso antes de que suceda”; esto hace que se conviertan en muchos casos en recolectores de likes, retweets o favoritos, como una necesidad inmediata para realizarse en el momento.
El estudio también determina que, siendo los adolescentes “personas expuestas a muchísima información proveniente de múltiples fuentes“, son capaces de entender y valorar diferentes informaciones a la vez. Y esto se debe a que desarrollaron “la habilidad de ser multipantallas para así no perderse de nada“. Un fenómeno que cada vez se acentúa más, el uso de múltiples pantallas en el ocio, al estar viendo la televisión o una película, estar comentándola (y criticándola) a través de las redes sociales o mediante aplicaciones de mensajería instantánea.
Otro de los ámbitos a tener en cuenta son el del bullying y el ciberbulling, aspectos intensamente comentados en prensa y televisión, pero en muchas ocasiones quedan fuera de un estudio más pormenorizado de sus orígenes y vinculaciones, una de las conclusiones del estudio que estuvimos realizando era la relación tan fuerte entre acoso presencial en las aulas y acoso en el ciberespacio, es decir, la mayoría de adolescentes que sufrían acoso presencial también sufren acoso cibernético.
El concepto de intimidad también ha evolucionado mucho desde los años 60 y 70, cuando la intimidad de los adolescentes era conocida por todo el pueblo donde vivían, para pasar en los añoss 80 y 90, a un concepto más privado de la intimidad, donde las familias se trasladaron del ámbito rural a las ciudades, y la intimidad de los adolescentes era conocida por sus amigos, compañeros y hermanos; en pleno siglo XXI, el concepto de intimidad ha vuelto a cambiar, los adolescentes han comenzado a compartir su vida privada a través de las redes sociales, como un mosaico de su necesidad de pertenecer a un entorno social y dejar constancia de sus experiencias en internet, cambiando su necesidad de aceptación social.
En conclusión, la necesidad de entender a las nuevas generaciones de adolescentes se convierte en una necesidad incuestionable, tanto para padres, profesores, empresas, como para la sociedad en general, para mejorar las relaciones y la vinculación.